Daddy Bear: Capitulo 1

 

Dicen que escribir es lo más difícil cuando las palabras se agolpan en tu mente y te hacen susurrarle al viento tus secretos, he vivido tan poco y a la vez tanto que no se por donde empezar poco a poco la vida me golpea con todo lo que tiene y me hace desear no seguir, cada decisión que he tomado retumba en mi mente como si el pasado reclamara con facturas vencidas lo que ya no está, y reclamar para que si al final de todo solo he tomado decisiones, no puedo culpar a nadie de lo que sucede pero como duele, como un cuchillo encendido se clavara en tu pecho, y no mueres, la herida cierra y se abre y todo vuelve a empezar, quisiera decir que soy fuerte, que puedo con esto, pero no, de nada sirve decir frases elaboradas si en el interior todo se derrumba.

He estado en ese lugar tantas veces, escuchando como el corazón se rompe, como cada frase se repite una y otra vez, he escuchado tantas veces el “yo lo amaba”, el “porque me deja cuando mas lo necesito”, de que sirve, dime cual es la razón de culparse y herirse por cosas que ya pasaron, el corazón se hace frágil cuando te enamoras, porque al final del día, las personas se enamoran por razones equivocadas, olvidan que en el amor la idea era sanar y crecer, no usarlo como trampolín emocional para estar bien, el mayor error a mi parecer es querer que el otro en tu vida sea el responsable de arreglarte la vida.
Aprendí eso hace mucho, cuando duele aceptar que debemos ser nosotros los responsables de nuestra propia felicidad, y una vez que sucede y lo aceptas, duele mas no sentirse lo suficiente para encargarte de ti mismo.

Una vez conocí a alguien que le gustaba crear relaciones amorosas para no estar solo, pasaba de relación en relación, hasta que todo se derrumbo porque cuando por fin llego alguien que iluminaba su vida, había destruido tanto su propia existencia que no pudo amar y lo perdió. A el le digo, deja ya de buscar en otros lo que te corresponde y se responsable de ti mismo, el final fue que termino viviendo solo pagando por sexo y atención, porque se había vuelto tan roto que nadie nunca más quiso quedarse.
Y todo comenzó cuando dejo que el dolor y el rencor se implantarán en su vida sin pagar renta, y poco a poco la desesperación desaloja lo único que nos iguala a los animales, el instinto de proteger y sobrevivir, porque si para mí, cuando pierdes eso, dejas de quererte.
Una de las cosas con las que batallo mucho es precisamente no saber cuando debo o no decir algo, a veces soy yo el que necesita decirlo, el que ocupa sentir que la otra persona sabe algo, pero también se me olvida que no siempre estamos en el momento y lugar indicado para recibir el mensaje.

Cuanto me gustaría poder apagar mi mente y solo respirar, dejar que todo fluya y dejar de actuar como si el mundo dependiera de mí, porque al final no es así, todos y cada uno de nosotros, sabemos que muy pocas veces, la vida que decides tener es responsable de otros.

Divago con las ideas que escribo, porque es tanto el dolor en mi alma que no se como reunir las fuerzas para deshaogarme.

Supongo que toda historia debe comenzar con un principio, el mío fue hace ya 50 años en un pueblo rural de una zona alejada de la capital, en medio de todo un mundo que escapaba del resto de la existencia, me crie hasta los 11 años en medio de pastizales y ganado, en la mañana salía con mi tío, entre la escuela, el campo y los amigos, vivía feliz.


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